AUTOR: PROF.
JUAN ALBERTO CHUNGA ESPINOZA
CIENCIAS HISTÓRICO SOCIALES Y
FILOSFÍA-UNPRG
3.1. LA SOCIEDAD
EN LA
COLONIA
El ordenamiento legal que se realizó entre los dos grupos
poblacionales de mayor número (indios y españoles) caracterizó la vida colonial
en los dos virreinatos americanos. La separación en dos repúblicas tuvo varias
razones. La primera fue de carácter económico: para una mejor tributación los
indígenas debían estar censados y "reducidos" en pueblos o rancherías
cercanas a alguna parroquia. El conocimiento exacto de su número permitía al
corregidor establecer las formas del tributo (si es que debían ir a la mina, o
debían pagar en especias o contante). El problema con este registro es que no
fue exacto debido a que muchos indios huían de sus reducciones o se hacían
pasar por mestizos para evitar el pago. Hay que tener en cuenta que las
enfermedades diezmaron a la población indígena a tal punto que hubo pueblos
enteros que fueron devastados por la viruela, sarampión disentería, etc.;
especialmente en las zonas costeras (costa atlántica y la del pacífico de
México y en la costa del virreinato peruano), por lo que la tributación fue
excesiva en muchos casos, debido a que los sobrevivientes debían cargar con el
tributo de los muertos.
La población más numerosa de ambos virreinatos fueron los
indígenas (pertenecientes a la república de indios). Estos eran considerados
legalmente como menores de edad, por lo que no podían ser juzgados ni tomados
en cuenta como testigos. Las leyes de Indias protegieron a los descendientes de
los Incas y a las familias "nobles" o panacas del antiguo
Tahuantinsuyo. Esta parte de la población indígena estaba exenta del tributo.
Por ello muchos indígenas hicieron grandes fortunas comerciando (algunos
productos vernaculares como el olluco, la oca, camote, etc. estaban igualmente
libres de impuestos), o con el arriaje de mulas de carga. Con las reformas
borbónicas (durante la década de 1770) fueron aplicados impuestos a los
productos indígenas, originando rebeliones y revueltas en ambos virreinatos.
La república de españoles estaba conformada por los
peninsulares llegados a América y sus descendientes directos: los criollos. En
un primer momento a la cabeza de esta república debieron estar los
encomenderos, grandes terratenientes y los funcionarios públicos, como los
oidores, corregidores y el virrey. Con el tiempo, los encomenderos fueron
suplantados por personajes de mayor jerarquía, poseedores de títulos
nobiliarios (condes, marqueses y hasta algún "grande" de España). La
mayor cantidad de hombres y mujeres con títulos se concentró en el virreinato
de la Nueva España.
De igual manera, las familias más pudientes se concentraron en la ciudad de
México, Oaxaca, Guanajuato y Veracruz. En Lima se concentraba una pequeña
porción de hombres adinerados, resultantes de matrimonios estratégicos entre
familias pudientes. La compra de cargos públicos daba igualmente prestigio,
pero ello pauperizó el sistema administrativo colonial pues se entregaban al
mejor postor y no importaba si es que sería el comprador adecuado para el cargo
o no. La necesidad de fama y riquezas era todavía una herencia medieval. Se
buscó perpetuar los cargos nobiliarios con la familia, así como con tierras y propiedades
que generalmente se encontraban en mayorazgo (por lo general dadas al hijo
mayor). No se debe olvidar que México poseía el mayor número de nobles y
"ricos" de todas las colonias españolas en América debido en gran
parte por el boom minero que experimentó en los siglo XVII y XVIII. En cambio
el virreinato peruano no llegó a tener mas de 300 nobles cuyo máximo caudal
llegó a ser 120 000 pesos por casa familiar (cifra sumamente baja si se compara
con el promedio mexicano: 600 000 pesos por familia noble). Ingresar a una casa
de caballería confería una posición de privilegio. Las más importantes fueron
las de Calatrava, San Juan de Jerusalén, Alcántara y Santiago.
La república de indios
Dentro de las reformas que Francisco de Toledo aplicó en
la década de 1570 se encontraba la división de la sociedad en dos repúblicas
conformadas por los dos grupos poblacionales más importantes: los indios y los
españoles.
La república de indios la conformaban todos los indígenas
nobles, es decir, todos los descendientes de la elite cuzqueña incaica y de las
panacas reales. Fueron también nobles reconocidos aquellos indígenas
descendientes de las grandes tribus macroétnicas costeñas y andinas. Instaurado
el virreinato la condición de estos nuevos nobles no fue aceptada pues los
conquistadores creían que estos indígenas podrían encabezar alzamientos y
revoluciones tal como sucedió durante la crisis de Vilcabamba entre 1542 y
1570. Sin embargo, durante el siglo XVII los curacas nobles fueron reconocidos
y aceptados, inclusive muchos de ellos tuvieron comercio directo con la
población española pues tuvieron acceso a tierras y chacras. Hay que anotar que
los nobles indígenas se encontraban exentos de tributar y de ir a la mita por
lo que el comercio se convirtió en una fuente de ingresos importante. Los
nobles indígenas, aprovechando su condición, muchas veces comerciaban con
productos que a su vez se encontraban libres de impuestos (olluco, oca, papa,
etc.) y que tenían gran demanda entre la población vernacular. La corona buscó
igualmente consolidar su posición creando para ello colegios especiales para
curacas. En ellos además de ser correctamente evangelizados aprendían gramática
y ciencias.
El sector más numeroso de la república de indios fue el
que conformaban los indígenas del común. Fueron ellos los que cargaron con el
pesado aparato tributario virreinal.
Durante la conquista los indios fueron repartidos o
encomendados o un español (el encomendero) que usufructuaba su energía en
trabajos de mita minera o agrícola. Los encomenderos debían velar por la fe del
indígena así como por su vestimenta y alimentación. Sin embargo la corona no
continuó con el régimen de encomiendas y derogó para siempre este sistema con
las llamadas Leyes Nuevas de 1542. No fue sino hasta la década de 1570 que se
reglamento el sistema de tributación. El virrey Francisco Toledo, tras las
visitas que realizó por todo el virreinato, implantó las reducciones de indios.
Los indígenas eran reunidos en un pueblo donde vivirían apartados de los
españoles. Esta medida tuvo dos finalidades: primero, facilitar la labor
evangelizadora a las órdenes religiosas y segundo, saber el número exacto de
indios para estimar el tributo que los indígenas debían entregar a los
corregidores. La carga tributaria variaba de acuerdo al número de pobladores de
una reducción o pueblo de indios. Y es que esta reglamentación no tuvo en
cuenta la variabilidad en el número de la población andina (los indígenas se
movían entre los diferentes pisos ecológicos para intercambiar productos
agrícolas), ni tampoco los estragos que causaron las enfermedades europeas que
llegaron al virreinato del Perú en los primeros años de conquista. Al llegar a
la edad adulta los indígenas debían, o bien pagar un tributo en especias o en
dinero, o aceptar mercaderías que los corregidores les entregaban (especie de
crédito forzoso), o por último pagar su tributo a través de la mita minera.
Ante esta crítica situación muchos indígenas preferían huir de las reducciones
y llegar en el mejor de los casos a una hacienda donde siempre faltaba la mano
de obra.
Otra forma de tributo fue la mita minera. Esta fuerza de
trabajo distaba mucho de la mita prehispánica pues los indígenas no recibían
nada a cambio. Ya no era dentro de los cánones de reciprocidad, sino para
cubrir, con energía humana, los pagos del tributo asignado.
Por último, pertenecían hasta cierto grado a la república
de indios los llamados mestizos. Discriminados por los españoles e indígenas
por no tener pureza en la sangre, los mestizos lograron insertase a la sociedad
durante todo el siglo XII y ocuparon cargos menores como artesanos o
servidores.
La república de españoles, tal como su nombre lo indica,
estuvo conformada por los peninsulares que llegaron al Perú durante el proceso
de conquista y por sus descendientes directos nacidos en tierra americanas: los
criollos o también llamados españoles americanos. Fueron muchos los españoles
que llegaron a las "indias" con la ilusión de obtener fama y fortuna.
Se calcula que fueron alrededor de 220 000 (sólo en el siglo XVI) los españoles
que cruzaron el Atlántico y formaron parte de los virreinatos del Perú y Nueva
España (México). Cabe resaltar que durante el siglo XVI los españoles llegados
a América provenían principalmente de Andalucía, Castilla y Extremadura. Las
costumbres y tradiciones de estos lugares calaron fuertemente en la sociedad
colonial, configurando el carácter y gusto del hombre peruano.
Fue la casa de Contratación de Sevilla la encargada de
dar los permisos para el viaje a América. Estuvieron impedidos de viajar
judíos, moros o protestantes. De igual manera no podían venir al nuevo
continente hombres o mujeres de otros países europeos sin un permiso especial
de la Casa de
Contratación, aunque muchos se las ingeniaron para llegar a América sin
problemas.
La república de españoles estuvo conformada por los
hidalgos y nobles llegados al Perú durante el proceso de conquista. Por su
participación y valor en las luchas con los naturales obtuvieron cargos
administrativos, encomiendas y títulos de nobleza. Cabe anotar que muchos de
los hombres ricos en el virreinato peruano tenían la ilusión de regresar a
España y ser reconocidos en su patria como nobles.
Los que no poseían título nobiliario alguno buscaron
establecer matrimonios estratégicos con las hijas de algún rico encomendero o
noble adinerado. Otra forma de obtener poder y prestigio fue la compra de
cargos públicos. Durante el siglo XVII y XVIII se hizo común la compra de
cargos sin importar si es que el comprador era idóneo para el cargo o no. Es
posible que esta política de compras haya sido fruto del crecimiento de la
burocracia estatal. En su intento por frenar el poder de los criollos, la
corona creó mecanismos de control cada vez mas fuertes. A medida que pasaron
los años, la administración virreinal creció enormemente pues buscó cubrir
todos los aspectos del reino. Así fueron creados cada vez mas cargos alrededor
de la figura del virrey. Cuando éste venía de España, llegaba con un séquito de
consejeros y validos que rápidamente se instalaban en los mejores cargos
administrativos. Sin embargo, con el correr de los años los criollos también
lograron ocupar altos cargos administrativos. El único cargo que nunca obtuvo
un criollo fue el de virrey, el resto tuvo más de una vez a un español
americano en su dirección.
Los miembros del Tribunal de Consulado y del gremio de
comerciantes fueron parte de la republica de españoles. Estos hombres tenían el
poder económico suficiente como para comprar cargos u obtener privilegios y
mercedes de la corona, aunque en un inicio el poder adquisitivo no fue
suficiente aval para obtener algún titulo nobiliario. Fue recién en el siglo
siguiente que pudieron, acceder al privilegio que otorgaba la compra de cargos
y títulos.
Los españoles que lograron amasar grandes fortunas en el
virreinato peruano buscaron perpetuar su grandeza a través del mayorazgo. Este
fue una forma de mantener las posesiones o porciones de territorio al linaje
pues era una herencia a la que el hijo mayor tenía derecho y de la cual no se
podía separar. A falta de hombres el mayorazgo recaía en la hija mujer.
Otro grupo importante de esta república lo conformaron
los profesionales, religiosos y artesanos. Los profesionales fueron
principalmente profesores universitarios civiles y religiosos que enseñaban en
seminarios o colegios mayores. Su posición fue privilegiada pues eran
requeridos como consejeros en varias dependencias administrativas.
Los artesanos en el virreinato del Perú lograron tener
estándares de vida mucho más altos que sus pares de España. Boticarios,
zapateros, panaderos entre otros oficios tuvieron importante demanda ya que la
población crecía año tras año gracias a la llegada de grandes grupos de
españoles.
LOS CRIOLLOS
Eran llamados criollos los hijos de españoles nacidos en
América. En un inicio la corona no tuvo política definida frente a este sector
de la población, que cada año se hacía más y más grande. Sin embargo, la corona
sabía que era posible que surgiera en ellos sentimientos anticoloniales,
principalmente tras la revuelta de los encomenderos a mediados del siglo XVI.
Por esta condición estuvieron prohibidos de ejercer
cargos públicos (en la práctica ocuparon casi todos los cargos públicos, a
excepción del cargo de virrey). Sin embargo, durante el siglo XVII y XVIII, la
reticencia de la corona casi no se sintió en los virreinatos americanos. La
"independencia económica" hizo que los criollos pudieran tener más
libertades, por lo que varios de ellos amasaron grandes fortunas. Inclusive en
el campo religioso las diferencias entre peninsulares y criollos se redujeron
drásticamente. Muchas criollas llegaron a ser monjas de velo negro, abadesas,
etc. y los hombres llegaron a ocupar importantes cargos en el arzobispado.
Ya en el siglo XVIII la corona puso especial énfasis en
quitarles el poder que habían logrado obtener en los siglos anteriores. Los
análisis históricos ven en esta prohibición borbónica uno de los principales
factores del surgimiento del sentimiento anticolonial en este grupo, aunque no
haya habido una revuelta o rebelión criolla de dimensiones considerables en
todo el siglo XVIII
LAS CASTAS
El cruce entre mujeres vernaculares, hombres españoles y
esclavos negros originó una mezcla "racial" que no estuvo contemplada
por la corona durante el inició de la conquista. Los hombres resultantes de
estas mezclas fueron los que cargaron con toda la crudeza del aparato social
colonial. Los mestizos, (hijos de padre español y madre indígena), si bien no
eran parte de la república de indios, no estuvieron exentos del tributo, pero
lograban trabajar en oficios menores y como ayudantes de artesanos. Fueron
rechazados tanto por los criollos así como por los indígenas, pues ambos grupos
le reclamaban su lado "infecto" que no los hacía parte de ellos.
Los mulatos (hijos de padre español y madre negra
esclava) fueron considerados esclavos y no tuvieron mayor suerte, durante su
vida colonial. Al igual que los mestizos ocuparon cargos menores (barberos,
escribanos, artesanos, agricultores).
Los zambos (hijos de padre negro y madre indígena) fueron
los que corrieron con mayor suerte pues como eran hijos de madre libre fueron
igualmente libres (a pesar de que el padre era esclavo) y al no ser inscritos
en los padrones indígenas no pagaron tributo alguno.
Hay que anotar que en México no hubo una gran población
de hombres de color, tan solo en algunas ciudades costeras su presencia fue
importante.
LOS ESCLAVOS
Los primeros esclavos negros que llegaron al Perú lo
hicieron en compañía de sus amos, generalmente personas muy acaudaladas que
poseían "piezas de ebano" como parte de sus propiedades personales. A
mediados del siglo XVI la ley tipificaba a los esclavos negros como bienes
semovientes. Si se siguiera esta definición en estricto sensu no se podría
comprender la enorme versatilidad de funciones que tuvieron los negros durante
la colonia, pues estaba por demás aceptado que los negros eran seres humanos
pero que habían sido creados para servir.
Desde los primeros años de la conquista la población
negra aumentó rápidamente, y fueron desde un inicio enviados a las plantaciones
y haciendas costeras. También se pensó que podrían servir en las minas de
Potosí o Huancavelica, sin embargo su manutención era sumamente costosa si se
comparaba con lo económico que resultaba tener indígenas (cuyo número era muy
superior en los Andes).
Lima fue una de las ciudades con mayor cantidad de
población negra en el virreinato del Perú. Inclusive su número llegó hasta
equiparar e inclusive sobrepasar el número de españoles.
Las actividades de los esclavos fueron variopintas. El
común de negros se dedicó a la peluquería, arreglar los dientes, braceros en
las haciendas, artesanos, etc. Sin embargo, hubo muchos que tuvieron la suerte
de conseguir su libertad pues tuvieron una relación amical con el amo. La
manumisión usualmente la dejaban los amos en el testamento o en su defecto les
legaban la casa en la que habían residido. Otros no tenían la misma suerte y se
encontraban a merced de los caporales y su condición no cambiaba en toda su
vida. No faltaban los amos explotadores que prostituían a sus esclavas a cambio
de unas cuantas monedas. Sin embargo, el esclavo pasó mas por "la
indiferencia y monotonía que por el dolor o la angustia". Algunos no
soportaron su condición y se escapaban a lugares poco accesibles para vivir al
margen de la ley. Los palenques fueron pequeños pueblitos donde vivían los
negros cimarrones o huidizos ubicados principalmente en páramos de Cieneguilla,
Huaura o Carabayllo. De estos lugares sólo salían a asaltar a los transeúntes o
a trabajar como mano de obra asalariada. Los esclavos se agrupaban en cofradías
bajo la advocación de algún santo o virgen. Su día de reunión eran los domingos
y en él se discutían los principales asuntos de la junta, especialmente lo
relacionado a la procesión de su patrón. En estas reuniones celebraban fiestas
que fueron calificadas como licenciosas por lo frenético de los bailes, tan
disímiles a los de los españoles.
3.2.
CARACTERÍSTICAS DE LA
EDUCACIÓN EN LA
COLONIA
La educación colonial era manejada
fundamentalmente por la
Iglesia , a través de las órdenes religiosas. Entre los
establecimientos educacionales más importantes deben mencionarse el Convictorio
Carolino y el Colegio de Naturales de Chillán. La instrucción se reducía a la
enseñanza de la lectura, escritura, catecismo y matemática básica. Estudios más
avanzados solo se podían seguir en Lima.
En 1595, los dominicos fundaron el
Colegio de Santo Tomás y los jesuitas el de San Miguel, donde se impartían clases
de latín, filosofía y teología. En 1608, se creó el Seminario de Santiago,
destinado a formar sacerdotes. Más tarde, ambos colegios fueron elevados a la
categoría de universidades pontificias, en 1619 y 1621, respectivamente, por
autorización papal, aunque después desaparecieron cuando se creó la Real Universidad
de San Felipe, en 1738.
Al igual que en el resto de América,
durante el siglo XVII se impuso el barroco en todas las manifestaciones
artísticas. En plástica floreció la llamada escuela cuzqueña, representada por
cuadros de arcángeles alados vestidos a la usanza europea, y la escuela
quiteña, caracterizada por el tallado de figuras policromadas. A mediados del
siglo XVIII, en la arquitectura se adoptó el estilo neoclásico, traído por
Joaquín Toesca.
Durante los siglos XVI y
XVII, el tema militar fue el que
influenció la creación literaria chilena. Dentro de este contexto sobresale La Araucana (1569),
poema épico de Ercilla que encierra una dura crítica al modo en que se
hacía la guerra.
También destacan, en esta
época, los cronistas Alonso de Góngora y Marmolejo (escribió una Historia
de Chile), Pedro Mariño de Lobera (Crónica del Reino de Chile)
y Jerónimo de Vivar (Relación
Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile).
Durante el siglo XVII
aparecen autores como: el padre Diego de Rosales (Historia General del Reino de
Chile) y Alonso de Ovalle (Histórica Relación del Reino de
Chile), Francisco Núñez de Pineda y
Bascuñán (Cautiverio Feliz y Razón Individual de las Dilatadas
Guerras de Chile) y Diego Arias de
Saavedra (Purén Indómito).
La educación colonial
orientada por el escolasticismo medieval o el esteticismo renacentista (cultura
clásica) tuvo graves consecuencias sobre la formación de las nuevas
generaciones americanas pues: creó un falso ideal del ser humano; desarraigó al
hombre americano de su suelo; descuidó el cultivo de la racionalidad y el
espíritu científico; desarrolló un espíritu o bien de sumisión a la autoridad o
de culto a la libertad abstracta. La educación ha sido instrumento de
dominación porque ha carecido de:
l. Un claro propósito de para qué se educa
2. Un conocimiento científico, basado en la
naturaleza misma d educando, de cómo puede éste lograr los objetivos educativos
3. Un método educativo, fundado en ese
conocimiento, que permita al educador guiar al educando al logro de los
objetivos
4. Una concepción objetiva de las experiencias
educativas, del conocimiento y su organización, que el educador deberá suscitar
en el educando
La vida cultural también
se manifestó a través de instituciones educativas (controladas por la Iglesia ), arte y
festivales religiosos, periódicos, expediciones científicas, la creación de una
dieta nueva y variada, la producción arquitectónica, una rica tradición de
leyendas orales y una producción literaria basada en la crónica y en la poesía.
En paralelo con la estructura social, los virreinatos españoles en América
tenían pocas instituciones educativas para el pueblo en general, pero
establecieron desde muy temprano prestigiosas universidades para los españoles
y los criollos, los futuros administradores. En Lima, por ejemplo, se fundó La Universidad de San
Marcos en 1552, la cual ha continuado funcionando hasta hoy.
La censura de libros por parte de la Inquisición católica
fue más estricta en América, donde estaban prohibidas todas las novelas,
incluyendo la famosa obra de Miguel de Cervantes. Por lo tanto, el cultivo
literario se concentró en las crónicas históricas y en la poesía. En la
práctica, sin embargo, había un contrabando continuo de novelas europeas: se ha
descubierto que en 1605, el mismo año en que se publicó El Quijote, había en
Cartagena (Colombia) y en Lima numerosos volúmenes de esta obra (¡la ley se
acata pero no se cumple!). Además, desde 1535, funcionaban muchas imprentas en
las ciudades hispánicas de América. La escritora más famosa de la época
colonial, y probablemente una de las mentes más brillantes que produjo el Nuevo
Mundo, fue Sor Juana Inés de la
Cruz (1651-1695), quien desde niña impresionó a la corte de la Nueva España por sus
vastos conocimientos. Esta genial escritora, que se hizo monja para poder
cultivar la actividad intelectual sin las restricciones del matrimonio, fue
célebre por sus poemas barrocos, villancicos y obras teatrales, así como por su
Respuesta a Sor Filotea de la
Cruz (1691), que defiende el derecho de las mujeres a la
educación.
3.3. LA UNIVERSIDAD EN LA COLONIA
La historia educativa del Perú colonial nos muestra un
hecho bastante singular: de la educación elemental se pasa directamente a la
educación universitaria. Esto posiblemente, se debió a la falta de presión de
un grupo que reclame una educación de nivel intermedio en el siglo XVI, ya que
existe la necesidad de formar teólogos y sacerdotes para encargarles
inmediatamente la tarea evangelizadora. Asimismo se requerían urgentemente
hombres de leyes preparados para satisfacer las necesidades propias de aquellos
tiempos.
Gracias a las gestiones de Fray Tomás de San Martín, el
12 de mayo de 1551, se expidió la Real Cédula que creaba la primera universidad de
América, vale decir la Real
y Pontificia Universidad de la ciudad de los Reyes o de Lima, la misma que
empezó a funcionar en 1593 en el Convento de Santo Domingo, siendo su primer
Rector Fray Juan Bautista de la
Rosa.
Posteriormente, por Bula de Gregorio XV, del 8 de agosto
de 1621, y Real Cédula de Felipe IV, de 2 de febrero de 1622, se creó en el
Cusco la Universidad
de San Ignacio, la misma que fue cerrada al producirse la expulsión de los
jesuitas en 1767.
Luego el 3 de julio de 1677, el obispo don Cristóbal de
Castilla y Zamora, crea la
Universidad San Cristóbal de Huamanga, institución que
recibió su respectiva Real Cédula de Carlos II, el 31 de diciembre de 1680, y la Bula Papal de Inocencio
XI del 20 de diciembre de 1682. Después de una serie de dificultades de
carácter económico y de la oposición de San Marcos, se resuelve su
funcionamiento. La
Universidad de Huamanga empezó a funcionar en 1704, siendo su
primer Rector el obispo don Diego Ladrón de Guevara. Al igual que San Marcos,
Huamanga tuvo las facultades de Teología y Artes, agregándose a fines del sigo
XVIII, la de Leyes y Sagrados Cánones. Por Breve de Inocencio XII, del 1 de
marzo de 1692, y Real Cédula de Carlos II del 1 de junio de 1692, se fundó en
el Cusco la Universidad
de San Antonio Abad, cuya estructura académica fue similar a las de San Marcos
y San Cristóbal de Humanga. San Marcos, San Cristóbal y San Antonio fueron las
instituciones universitarias existentes en el Perú durante el coloniaje. Estos
centros otorgaban los grados de bachiller, Licenciado, Doctor y Maestro (este último
de la Facultad
de Artes), y formaban teólogos, filósofos, letrados y médicos, profesiones por
excelencia, de acuerdo a las concepciones existentes en aquellos tiempos.
Esta preocupación aristotélica, teológica y metafísica
correspondió al espíritu y al pensamiento imperante, vinculado a los sistemas
político, religioso y cultural implantados por España en América. Los
estudiantes egresaban de los claustros para asumir los cargos de la burocracia
administrativa colonial y de la iglesia.
Así marchó la Universidad durante los siglos XVI, XVII y XVIII,
y en este último se anquilosó un poco; prueba de ello es que las formas de la
materia educativa surgieron en un colegio como era el Real Convictorio de San
Carlos de Lima, luego de la expulsión de los jesuitas.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII se
produjeron los cambios dentro de la vida intelectual de la Colonia. Las reformas
introducidas por los Borbones, desde principio de siglo, y la irradiación de
nuevas corrientes de pensamiento motivaron e impulsaron estos cambios. Se
empezaron a difundir esas ideas reformistas lentas y paulatinamente. El
pensamiento de la
Ilustración europea prendió en la mente y la acción de los
sectores universitarios.
En la misma
Metrópoli se leían libros prohibidos y se objetaban las viejas ideas. En
general, la Universidad
y la educación en su conjunto se encontraban agitadas. En 1770, el rey Carlos
III, desde España dictó algunas disposiciones que iban en contra del
pensamiento escolástico. En el caso peruano, el virrey Amat y Juniet introdujo
algunas reformas en los planes de estudios. Así, por ejemplo, en el campo de la
filosofía se dejo en libertad a los alumnos para que cultivasen el pensamiento
filosófico de su conveniencia, y en teología se empezaron a usar libros de
autores franceses.
Como consecuencia de los cambios introducidos en el
sistema educativo, a fines del siglo XVIII se inició la etapa regalista
derivada de la enciclopedia y de la Revolución , pero no se dio un proceso definido de
sustitución sino una fuerte y confusa mezcla de escolasticismo y
Enciclopedia, de teología y liberalismo, de ciencia y
religión, imagen ésta que comprendió perfectamente a la Universidad de aquel
momento histórico.
Por otro lado conviene señalar que la primera reforma
universitaria del Perú se inició en 1571 en la Universidad de San
Marcos. Este fue un movimiento reformista dirigido por los laicos y duro 10
años. En aquel entonces se buscaba dotar a la universidad de rentas propias y
un plan de asignaturas para las cinco facultades que tenía San Marcos. De esta
manera se inició el largo camino reformista y contestatario que ha
caracterizado históricamente a la Universidad Peruana.
Esta etapa se caracterizó por el desprecio de la Historia , la Geografía , las Ciencias
Naturales y la formación física; son los testimonios de una etapa universitaria
del Perú correspondiente a un espíritu encomendero virreinal.
En 1678 se fundó en San Marcos la cátedra de Prima de
Matemáticas, la cual no gustaba de la observación ni del análisis; todo seguía
girando en torno a la teología y a la retórica.
La llegada de los Borbones al poder en España y la
expulsión de los jesuitas, motivaron el desarrollo y algunos cambios en la
educación. Las ideas reformistas se propagan rápidamente y el aristotelismo
tuvo que ceder el paso a Descartes y Newton. El virrey Amat, como ya lo hemos
dicho, dictó algunas reformas que se pusieron en práctica en San Marcos, y
creció el interés por las ciencias naturales y sociales, a despecho de las
viejas posiciones escolásticas.
La muestra más clara de esta inquietud se dio en 1783, en
momentos de la elección del Rector de San Marcos, cuando los reformistas
propusieron como candidatos a Baquijano y los tradicionalistas a José Miguel
Villalta. En dicha contienda triunfó el segundo de los nombrados y naturalmente,
los intentos de reforma fracasaron.
El grupo reformista empezó a reunirse bajo la
denominación de la
Academia Filarmónica , fundada en 1787 por José Rossi y Rubi.
De aquí nació la
Sociedad Amantes del País, cuyo órgano de difusión, el
Mercurio Peruano, se empezó a editar en enero de 1791. El Mercurio ayudó a
formar la conciencia nacional criolla en favor de la causa independentista. Su
presidente fue precisamente José Baquijano y Carrillo.
En el campo de la medicina merece destacarse en el nombre
de Hipólito Unanue, quien propugna desde el primer momento, profundizar el
estudio de las ciencias naturales, y fue autor de la reforma que luego
triunfaría a nivel del Colegio de Medicina de San Fernando, cuyos antecedentes
se remontan a fines del siglo XVIII al crearse al Anfiteatro Anatómico. Este
Colegio inició sus funciones en 1811, recibiendo la Real Cédula de su
fundación el 9 de mayo de 1815. Unanue, en esta institución, planteaba la
creación de la cátedra de Geografía del Perú, la supresión de Filosofa Peripatética
y su reemplazo por Física Experimental y Química. Pero si debemos hacer notar
que Unanue poseía un profundo espíritu religioso por cuanto creía que sin
religión no había sociedad.
A principios del siglo XIX la Universidad recibió la
influencia de la obra de Unanue; en consecuencia, sé institucionalizaban las
cátedras de Prima Matemática, en 1803; en 1808, laClínica Externa; en 1809, la Práctica Médica ; y
en 1815, la Psicología ,
que hasta entonces había venido funcionando como una rama de la Filosofía.
La tesis en favor de la emancipación política no eran
bien vistas en ciertos círculos intelectuales de San Marcos, que más bien
adoptaron una actitud de carácter fidelista y de sumisión hacia la corona.
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