domingo, 7 de diciembre de 2014

HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN EL PERÚ - ÉPOCA COLONIAL


AUTOR:   PROF.  JUAN ALBERTO CHUNGA ESPINOZA
                 CIENCIAS HISTÓRICO SOCIALES Y FILOSFÍA-UNPRG



III.  LA EDUCACIÓN EN LA ÉPOCA COLONIAL

3.1.  LA SOCIEDAD EN LA COLONIA
El ordenamiento legal que se realizó entre los dos grupos poblacionales de mayor número (indios y españoles) caracterizó la vida colonial en los dos virreinatos americanos. La separación en dos repúblicas tuvo varias razones. La primera fue de carácter económico: para una mejor tributación los indígenas debían estar censados y "reducidos" en pueblos o rancherías cercanas a alguna parroquia. El conocimiento exacto de su número permitía al corregidor establecer las formas del tributo (si es que debían ir a la mina, o debían pagar en especias o contante). El problema con este registro es que no fue exacto debido a que muchos indios huían de sus reducciones o se hacían pasar por mestizos para evitar el pago. Hay que tener en cuenta que las enfermedades diezmaron a la población indígena a tal punto que hubo pueblos enteros que fueron devastados por la viruela, sarampión disentería, etc.; especialmente en las zonas costeras (costa atlántica y la del pacífico de México y en la costa del virreinato peruano), por lo que la tributación fue excesiva en muchos casos, debido a que los sobrevivientes debían cargar con el tributo de los muertos.
La población más numerosa de ambos virreinatos fueron los indígenas (pertenecientes a la república de indios). Estos eran considerados legalmente como menores de edad, por lo que no podían ser juzgados ni tomados en cuenta como testigos. Las leyes de Indias protegieron a los descendientes de los Incas y a las familias "nobles" o panacas del antiguo Tahuantinsuyo. Esta parte de la población indígena estaba exenta del tributo. Por ello muchos indígenas hicieron grandes fortunas comerciando (algunos productos vernaculares como el olluco, la oca, camote, etc. estaban igualmente libres de impuestos), o con el arriaje de mulas de carga. Con las reformas borbónicas (durante la década de 1770) fueron aplicados impuestos a los productos indígenas, originando rebeliones y revueltas en ambos virreinatos.
La república de españoles estaba conformada por los peninsulares llegados a América y sus descendientes directos: los criollos. En un primer momento a la cabeza de esta república debieron estar los encomenderos, grandes terratenientes y los funcionarios públicos, como los oidores, corregidores y el virrey. Con el tiempo, los encomenderos fueron suplantados por personajes de mayor jerarquía, poseedores de títulos nobiliarios (condes, marqueses y hasta algún "grande" de España). La mayor cantidad de hombres y mujeres con títulos se concentró en el virreinato de la Nueva España. De igual manera, las familias más pudientes se concentraron en la ciudad de México, Oaxaca, Guanajuato y Veracruz. En Lima se concentraba una pequeña porción de hombres adinerados, resultantes de matrimonios estratégicos entre familias pudientes. La compra de cargos públicos daba igualmente prestigio, pero ello pauperizó el sistema administrativo colonial pues se entregaban al mejor postor y no importaba si es que sería el comprador adecuado para el cargo o no. La necesidad de fama y riquezas era todavía una herencia medieval. Se buscó perpetuar los cargos nobiliarios con la familia, así como con tierras y propiedades que generalmente se encontraban en mayorazgo (por lo general dadas al hijo mayor). No se debe olvidar que México poseía el mayor número de nobles y "ricos" de todas las colonias españolas en América debido en gran parte por el boom minero que experimentó en los siglo XVII y XVIII. En cambio el virreinato peruano no llegó a tener mas de 300 nobles cuyo máximo caudal llegó a ser 120 000 pesos por casa familiar (cifra sumamente baja si se compara con el promedio mexicano: 600 000 pesos por familia noble). Ingresar a una casa de caballería confería una posición de privilegio. Las más importantes fueron las de Calatrava, San Juan de Jerusalén, Alcántara y Santiago.
La república de indios
LA REPÚBLICA DE INDIOS
Dentro de las reformas que Francisco de Toledo aplicó en la década de 1570 se encontraba la división de la sociedad en dos repúblicas conformadas por los dos grupos poblacionales más importantes: los indios y los españoles.
La república de indios la conformaban todos los indígenas nobles, es decir, todos los descendientes de la elite cuzqueña incaica y de las panacas reales. Fueron también nobles reconocidos aquellos indígenas descendientes de las grandes tribus macroétnicas costeñas y andinas. Instaurado el virreinato la condición de estos nuevos nobles no fue aceptada pues los conquistadores creían que estos indígenas podrían encabezar alzamientos y revoluciones tal como sucedió durante la crisis de Vilcabamba entre 1542 y 1570. Sin embargo, durante el siglo XVII los curacas nobles fueron reconocidos y aceptados, inclusive muchos de ellos tuvieron comercio directo con la población española pues tuvieron acceso a tierras y chacras. Hay que anotar que los nobles indígenas se encontraban exentos de tributar y de ir a la mita por lo que el comercio se convirtió en una fuente de ingresos importante. Los nobles indígenas, aprovechando su condición, muchas veces comerciaban con productos que a su vez se encontraban libres de impuestos (olluco, oca, papa, etc.) y que tenían gran demanda entre la población vernacular. La corona buscó igualmente consolidar su posición creando para ello colegios especiales para curacas. En ellos además de ser correctamente evangelizados aprendían gramática y ciencias.
El sector más numeroso de la república de indios fue el que conformaban los indígenas del común. Fueron ellos los que cargaron con el pesado aparato tributario virreinal.
Durante la conquista los indios fueron repartidos o encomendados o un español (el encomendero) que usufructuaba su energía en trabajos de mita minera o agrícola. Los encomenderos debían velar por la fe del indígena así como por su vestimenta y alimentación. Sin embargo la corona no continuó con el régimen de encomiendas y derogó para siempre este sistema con las llamadas Leyes Nuevas de 1542. No fue sino hasta la década de 1570 que se reglamento el sistema de tributación. El virrey Francisco Toledo, tras las visitas que realizó por todo el virreinato, implantó las reducciones de indios. Los indígenas eran reunidos en un pueblo donde vivirían apartados de los españoles. Esta medida tuvo dos finalidades: primero, facilitar la labor evangelizadora a las órdenes religiosas y segundo, saber el número exacto de indios para estimar el tributo que los indígenas debían entregar a los corregidores. La carga tributaria variaba de acuerdo al número de pobladores de una reducción o pueblo de indios. Y es que esta reglamentación no tuvo en cuenta la variabilidad en el número de la población andina (los indígenas se movían entre los diferentes pisos ecológicos para intercambiar productos agrícolas), ni tampoco los estragos que causaron las enfermedades europeas que llegaron al virreinato del Perú en los primeros años de conquista. Al llegar a la edad adulta los indígenas debían, o bien pagar un tributo en especias o en dinero, o aceptar mercaderías que los corregidores les entregaban (especie de crédito forzoso), o por último pagar su tributo a través de la mita minera. Ante esta crítica situación muchos indígenas preferían huir de las reducciones y llegar en el mejor de los casos a una hacienda donde siempre faltaba la mano de obra.
Otra forma de tributo fue la mita minera. Esta fuerza de trabajo distaba mucho de la mita prehispánica pues los indígenas no recibían nada a cambio. Ya no era dentro de los cánones de reciprocidad, sino para cubrir, con energía humana, los pagos del tributo asignado.
Por último, pertenecían hasta cierto grado a la república de indios los llamados mestizos. Discriminados por los españoles e indígenas por no tener pureza en la sangre, los mestizos lograron insertase a la sociedad durante todo el siglo XII y ocuparon cargos menores como artesanos o servidores.
La república de españoles, tal como su nombre lo indica, estuvo conformada por los peninsulares que llegaron al Perú durante el proceso de conquista y por sus descendientes directos nacidos en tierra americanas: los criollos o también llamados españoles americanos. Fueron muchos los españoles que llegaron a las "indias" con la ilusión de obtener fama y fortuna. Se calcula que fueron alrededor de 220 000 (sólo en el siglo XVI) los españoles que cruzaron el Atlántico y formaron parte de los virreinatos del Perú y Nueva España (México). Cabe resaltar que durante el siglo XVI los españoles llegados a América provenían principalmente de Andalucía, Castilla y Extremadura. Las costumbres y tradiciones de estos lugares calaron fuertemente en la sociedad colonial, configurando el carácter y gusto del hombre peruano.
Fue la casa de Contratación de Sevilla la encargada de dar los permisos para el viaje a América. Estuvieron impedidos de viajar judíos, moros o protestantes. De igual manera no podían venir al nuevo continente hombres o mujeres de otros países europeos sin un permiso especial de la Casa de Contratación, aunque muchos se las ingeniaron para llegar a América sin problemas.
LA REPÚBLICA DE ESPAÑOLES
La república de españoles estuvo conformada por los hidalgos y nobles llegados al Perú durante el proceso de conquista. Por su participación y valor en las luchas con los naturales obtuvieron cargos administrativos, encomiendas y títulos de nobleza. Cabe anotar que muchos de los hombres ricos en el virreinato peruano tenían la ilusión de regresar a España y ser reconocidos en su patria como nobles.
Los que no poseían título nobiliario alguno buscaron establecer matrimonios estratégicos con las hijas de algún rico encomendero o noble adinerado. Otra forma de obtener poder y prestigio fue la compra de cargos públicos. Durante el siglo XVII y XVIII se hizo común la compra de cargos sin importar si es que el comprador era idóneo para el cargo o no. Es posible que esta política de compras haya sido fruto del crecimiento de la burocracia estatal. En su intento por frenar el poder de los criollos, la corona creó mecanismos de control cada vez mas fuertes. A medida que pasaron los años, la administración virreinal creció enormemente pues buscó cubrir todos los aspectos del reino. Así fueron creados cada vez mas cargos alrededor de la figura del virrey. Cuando éste venía de España, llegaba con un séquito de consejeros y validos que rápidamente se instalaban en los mejores cargos administrativos. Sin embargo, con el correr de los años los criollos también lograron ocupar altos cargos administrativos. El único cargo que nunca obtuvo un criollo fue el de virrey, el resto tuvo más de una vez a un español americano en su dirección.
Los miembros del Tribunal de Consulado y del gremio de comerciantes fueron parte de la republica de españoles. Estos hombres tenían el poder económico suficiente como para comprar cargos u obtener privilegios y mercedes de la corona, aunque en un inicio el poder adquisitivo no fue suficiente aval para obtener algún titulo nobiliario. Fue recién en el siglo siguiente que pudieron, acceder al privilegio que otorgaba la compra de cargos y títulos.
Los españoles que lograron amasar grandes fortunas en el virreinato peruano buscaron perpetuar su grandeza a través del mayorazgo. Este fue una forma de mantener las posesiones o porciones de territorio al linaje pues era una herencia a la que el hijo mayor tenía derecho y de la cual no se podía separar. A falta de hombres el mayorazgo recaía en la hija mujer.
Otro grupo importante de esta república lo conformaron los profesionales, religiosos y artesanos. Los profesionales fueron principalmente profesores universitarios civiles y religiosos que enseñaban en seminarios o colegios mayores. Su posición fue privilegiada pues eran requeridos como consejeros en varias dependencias administrativas.
Los artesanos en el virreinato del Perú lograron tener estándares de vida mucho más altos que sus pares de España. Boticarios, zapateros, panaderos entre otros oficios tuvieron importante demanda ya que la población crecía año tras año gracias a la llegada de grandes grupos de españoles.
LOS CRIOLLOS
Eran llamados criollos los hijos de españoles nacidos en América. En un inicio la corona no tuvo política definida frente a este sector de la población, que cada año se hacía más y más grande. Sin embargo, la corona sabía que era posible que surgiera en ellos sentimientos anticoloniales, principalmente tras la revuelta de los encomenderos a mediados del siglo XVI.
Por esta condición estuvieron prohibidos de ejercer cargos públicos (en la práctica ocuparon casi todos los cargos públicos, a excepción del cargo de virrey). Sin embargo, durante el siglo XVII y XVIII, la reticencia de la corona casi no se sintió en los virreinatos americanos. La "independencia económica" hizo que los criollos pudieran tener más libertades, por lo que varios de ellos amasaron grandes fortunas. Inclusive en el campo religioso las diferencias entre peninsulares y criollos se redujeron drásticamente. Muchas criollas llegaron a ser monjas de velo negro, abadesas, etc. y los hombres llegaron a ocupar importantes cargos en el arzobispado.
Ya en el siglo XVIII la corona puso especial énfasis en quitarles el poder que habían logrado obtener en los siglos anteriores. Los análisis históricos ven en esta prohibición borbónica uno de los principales factores del surgimiento del sentimiento anticolonial en este grupo, aunque no haya habido una revuelta o rebelión criolla de dimensiones considerables en todo el siglo XVIII
LAS CASTAS
El cruce entre mujeres vernaculares, hombres españoles y esclavos negros originó una mezcla "racial" que no estuvo contemplada por la corona durante el inició de la conquista. Los hombres resultantes de estas mezclas fueron los que cargaron con toda la crudeza del aparato social colonial. Los mestizos, (hijos de padre español y madre indígena), si bien no eran parte de la república de indios, no estuvieron exentos del tributo, pero lograban trabajar en oficios menores y como ayudantes de artesanos. Fueron rechazados tanto por los criollos así como por los indígenas, pues ambos grupos le reclamaban su lado "infecto" que no los hacía parte de ellos.
Los mulatos (hijos de padre español y madre negra esclava) fueron considerados esclavos y no tuvieron mayor suerte, durante su vida colonial. Al igual que los mestizos ocuparon cargos menores (barberos, escribanos, artesanos, agricultores).
Los zambos (hijos de padre negro y madre indígena) fueron los que corrieron con mayor suerte pues como eran hijos de madre libre fueron igualmente libres (a pesar de que el padre era esclavo) y al no ser inscritos en los padrones indígenas no pagaron tributo alguno.
Hay que anotar que en México no hubo una gran población de hombres de color, tan solo en algunas ciudades costeras su presencia fue importante.
LOS ESCLAVOS
Los primeros esclavos negros que llegaron al Perú lo hicieron en compañía de sus amos, generalmente personas muy acaudaladas que poseían "piezas de ebano" como parte de sus propiedades personales. A mediados del siglo XVI la ley tipificaba a los esclavos negros como bienes semovientes. Si se siguiera esta definición en estricto sensu no se podría comprender la enorme versatilidad de funciones que tuvieron los negros durante la colonia, pues estaba por demás aceptado que los negros eran seres humanos pero que habían sido creados para servir.
Desde los primeros años de la conquista la población negra aumentó rápidamente, y fueron desde un inicio enviados a las plantaciones y haciendas costeras. También se pensó que podrían servir en las minas de Potosí o Huancavelica, sin embargo su manutención era sumamente costosa si se comparaba con lo económico que resultaba tener indígenas (cuyo número era muy superior en los Andes).
Lima fue una de las ciudades con mayor cantidad de población negra en el virreinato del Perú. Inclusive su número llegó hasta equiparar e inclusive sobrepasar el número de españoles.
Las actividades de los esclavos fueron variopintas. El común de negros se dedicó a la peluquería, arreglar los dientes, braceros en las haciendas, artesanos, etc. Sin embargo, hubo muchos que tuvieron la suerte de conseguir su libertad pues tuvieron una relación amical con el amo. La manumisión usualmente la dejaban los amos en el testamento o en su defecto les legaban la casa en la que habían residido. Otros no tenían la misma suerte y se encontraban a merced de los caporales y su condición no cambiaba en toda su vida. No faltaban los amos explotadores que prostituían a sus esclavas a cambio de unas cuantas monedas. Sin embargo, el esclavo pasó mas por "la indiferencia y monotonía que por el dolor o la angustia". Algunos no soportaron su condición y se escapaban a lugares poco accesibles para vivir al margen de la ley. Los palenques fueron pequeños pueblitos donde vivían los negros cimarrones o huidizos ubicados principalmente en páramos de Cieneguilla, Huaura o Carabayllo. De estos lugares sólo salían a asaltar a los transeúntes o a trabajar como mano de obra asalariada. Los esclavos se agrupaban en cofradías bajo la advocación de algún santo o virgen. Su día de reunión eran los domingos y en él se discutían los principales asuntos de la junta, especialmente lo relacionado a la procesión de su patrón. En estas reuniones celebraban fiestas que fueron calificadas como licenciosas por lo frenético de los bailes, tan disímiles a los de los españoles.

3.2. CARACTERÍSTICAS DE LA EDUCACIÓN EN LA COLONIA
La educación colonial era manejada fundamentalmente por la Iglesia, a través de las órdenes religiosas. Entre los establecimientos educacionales más importantes deben mencionarse el Convictorio Carolino y el Colegio de Naturales de Chillán. La instrucción se reducía a la enseñanza de la lectura, escritura, catecismo y matemática básica. Estudios más avanzados solo se podían seguir en Lima.
En 1595, los dominicos fundaron el Colegio de Santo Tomás y los jesuitas el de San Miguel, donde se impartían clases de latín, filosofía y teología. En 1608, se creó el Seminario de Santiago, destinado a formar sacerdotes. Más tarde, ambos colegios fueron elevados a la categoría de universidades pontificias, en 1619 y 1621, respectivamente, por autorización papal, aunque después desaparecieron cuando se creó la Real Universidad de San Felipe, en 1738.
Al igual que en el resto de América, durante el siglo XVII se impuso el barroco en todas las manifestaciones artísticas. En plástica floreció la llamada escuela cuzqueña, representada por cuadros de arcángeles alados vestidos a la usanza europea, y la escuela quiteña, caracterizada por el tallado de figuras policromadas. A mediados del siglo XVIII, en la arquitectura se adoptó el estilo neoclásico, traído por Joaquín Toesca.
Durante los siglos XVI y XVII, el tema militar fue el que influenció la creación literaria chilena. Dentro de este contexto sobresale La Araucana (1569), poema épico de Ercilla que encierra una dura crítica al modo en que se hacía la guerra.
También destacan, en esta época, los cronistas Alonso de Góngora y Marmolejo (escribió una Historia de Chile), Pedro Mariño de Lobera (Crónica del Reino de Chile) y Jerónimo de Vivar (Relación Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile).
Durante el siglo XVII aparecen autores como: el padre Diego de Rosales (Historia General del Reino de Chile) y Alonso de Ovalle (Histórica Relación del Reino de Chile), Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán (Cautiverio Feliz y Razón Individual de las Dilatadas Guerras de Chile) y Diego Arias de Saavedra (Purén Indómito).
La educación colonial orientada por el escolasticismo medieval o el esteticismo renacentista (cultura clásica) tuvo graves consecuencias sobre la formación de las nuevas generaciones americanas pues: creó un falso ideal del ser humano; desarraigó al hombre americano de su suelo; descuidó el cultivo de la racionalidad y el espíritu científico; desarrolló un espíritu o bien de sumisión a la autoridad o de culto a la libertad abstracta. La educación ha sido instrumento de dominación porque ha carecido de:

 l.  Un claro propósito de para qué se educa

2. Un conocimiento científico, basado en la naturaleza misma d educando, de cómo puede éste lograr los objetivos educativos

3. Un método educativo, fundado en ese conocimiento, que permita al educador guiar al educando al logro de los objetivos

4. Una concepción objetiva de las experiencias educativas, del conocimiento y su organización, que el educador deberá suscitar en el educando

La vida cultural también se manifestó a través de instituciones educativas (controladas por la Iglesia), arte y festivales religiosos, periódicos, expediciones científicas, la creación de una dieta nueva y variada, la producción arquitectónica, una rica tradición de leyendas orales y una producción literaria basada en la crónica y en la poesía. En paralelo con la estructura social, los virreinatos españoles en América tenían pocas instituciones educativas para el pueblo en general, pero establecieron desde muy temprano prestigiosas universidades para los españoles y los criollos, los futuros administradores. En Lima, por ejemplo, se fundó La Universidad de San Marcos en 1552, la cual ha continuado funcionando hasta hoy.

   La censura de libros por parte de la Inquisición católica fue más estricta en América, donde estaban prohibidas todas las novelas, incluyendo la famosa obra de Miguel de Cervantes. Por lo tanto, el cultivo literario se concentró en las crónicas históricas y en la poesía. En la práctica, sin embargo, había un contrabando continuo de novelas europeas: se ha descubierto que en 1605, el mismo año en que se publicó El Quijote, había en Cartagena (Colombia) y en Lima numerosos volúmenes de esta obra (¡la ley se acata pero no se cumple!). Además, desde 1535, funcionaban muchas imprentas en las ciudades hispánicas de América. La escritora más famosa de la época colonial, y probablemente una de las mentes más brillantes que produjo el Nuevo Mundo, fue Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695), quien desde niña impresionó a la corte de la Nueva España por sus vastos conocimientos. Esta genial escritora, que se hizo monja para poder cultivar la actividad intelectual sin las restricciones del matrimonio, fue célebre por sus poemas barrocos, villancicos y obras teatrales, así como por su Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (1691), que defiende el derecho de las mujeres a la educación.

3.3. LA UNIVERSIDAD EN LA COLONIA
La historia educativa del Perú colonial nos muestra un hecho bastante singular: de la educación elemental se pasa directamente a la educación universitaria. Esto posiblemente, se debió a la falta de presión de un grupo que reclame una educación de nivel intermedio en el siglo XVI, ya que existe la necesidad de formar teólogos y sacerdotes para encargarles inmediatamente la tarea evangelizadora. Asimismo se requerían urgentemente hombres de leyes preparados para satisfacer las necesidades propias de aquellos tiempos.
Gracias a las gestiones de Fray Tomás de San Martín, el 12 de mayo de 1551, se expidió la Real Cédula que creaba la primera universidad de América, vale decir la Real y Pontificia Universidad de la ciudad de los Reyes o de Lima, la misma que empezó a funcionar en 1593 en el Convento de Santo Domingo, siendo su primer Rector Fray Juan Bautista de la Rosa.
La Universidad fue recibiendo pocos miembros de otras congregaciones religiosas, clérigos y laicos, lo que dio lugar a que los dominicos perdieran el predominio. Este hecho fue favorecido mas aun por el virrey Francisco de Toledo, quien autoriza en 1571 la elección de un rector laico; el doctor Pedro Fernández de Valenzuela. Producida esta primera reforma universitaria, la Universidad abandonó el claustro de Santo Domingo y se instaló en San Marcelo, lugar en que por sorteo, adoptó el nombre de .San Marcos.. Diez años más tarde, el mismo virrey Toledo autorizó que los clérigos y laicos pudieran ser elegidos rectores; y en forma alternada, ambos sectores la gobernaron durante la Colonia.
La Universidad de .San Marcos inicia sus labores con las facultades de Teología y de Artes, creándose luego las de Cánones de Leyes y Medicina. En lo académico adoptó por las normas que regían en España, es decir inició sus funciones enseñando Filosofía como base para cualquier carrera profesional.
Posteriormente, por Bula de Gregorio XV, del 8 de agosto de 1621, y Real Cédula de Felipe IV, de 2 de febrero de 1622, se creó en el Cusco la Universidad de San Ignacio, la misma que fue cerrada al producirse la expulsión de los jesuitas en 1767.
Luego el 3 de julio de 1677, el obispo don Cristóbal de Castilla y Zamora, crea la Universidad San Cristóbal de Huamanga, institución que recibió su respectiva Real Cédula de Carlos II, el 31 de diciembre de 1680, y la Bula Papal de Inocencio XI del 20 de diciembre de 1682. Después de una serie de dificultades de carácter económico y de la oposición de San Marcos, se resuelve su funcionamiento. La Universidad de Huamanga empezó a funcionar en 1704, siendo su primer Rector el obispo don Diego Ladrón de Guevara. Al igual que San Marcos, Huamanga tuvo las facultades de Teología y Artes, agregándose a fines del sigo XVIII, la de Leyes y Sagrados Cánones. Por Breve de Inocencio XII, del 1 de marzo de 1692, y Real Cédula de Carlos II del 1 de junio de 1692, se fundó en el Cusco la Universidad de San Antonio Abad, cuya estructura académica fue similar a las de San Marcos y San Cristóbal de Humanga. San Marcos, San Cristóbal y San Antonio fueron las instituciones universitarias existentes en el Perú durante el coloniaje. Estos centros otorgaban los grados de bachiller, Licenciado, Doctor y Maestro (este último de la Facultad de Artes), y formaban teólogos, filósofos, letrados y médicos, profesiones por excelencia, de acuerdo a las concepciones existentes en aquellos tiempos.
La Universidad Colonial fue una institución elitista, erigida para los hijos de los funcionarios de la Corona y para los de la aristocracia colonial derivada de la Conquista. Se caracterizó por la influencia del ergotismo escolástico tomista y por desarrollar una enseñanza dogmática y elitista, donde se impuso el sofisma, la preocupación metafísica y el prejuicio.
Esta preocupación aristotélica, teológica y metafísica correspondió al espíritu y al pensamiento imperante, vinculado a los sistemas político, religioso y cultural implantados por España en América. Los estudiantes egresaban de los claustros para asumir los cargos de la burocracia administrativa colonial y de la iglesia.
Así marchó la Universidad durante los siglos XVI, XVII y XVIII, y en este último se anquilosó un poco; prueba de ello es que las formas de la materia educativa surgieron en un colegio como era el Real Convictorio de San Carlos de Lima, luego de la expulsión de los jesuitas.
A partir de la segunda mitad del siglo XVIII se produjeron los cambios dentro de la vida intelectual de la Colonia. Las reformas introducidas por los Borbones, desde principio de siglo, y la irradiación de nuevas corrientes de pensamiento motivaron e impulsaron estos cambios. Se empezaron a difundir esas ideas reformistas lentas y paulatinamente. El pensamiento de la Ilustración europea prendió en la mente y la acción de los sectores universitarios.
  En la misma Metrópoli se leían libros prohibidos y se objetaban las viejas ideas. En general, la Universidad y la educación en su conjunto se encontraban agitadas. En 1770, el rey Carlos III, desde España dictó algunas disposiciones que iban en contra del pensamiento escolástico. En el caso peruano, el virrey Amat y Juniet introdujo algunas reformas en los planes de estudios. Así, por ejemplo, en el campo de la filosofía se dejo en libertad a los alumnos para que cultivasen el pensamiento filosófico de su conveniencia, y en teología se empezaron a usar libros de autores franceses.
Como consecuencia de los cambios introducidos en el sistema educativo, a fines del siglo XVIII se inició la etapa regalista derivada de la enciclopedia y de la Revolución, pero no se dio un proceso definido de sustitución sino una fuerte y confusa mezcla de escolasticismo y
Enciclopedia, de teología y liberalismo, de ciencia y religión, imagen ésta que comprendió perfectamente a la Universidad de aquel momento histórico.
Por otro lado conviene señalar que la primera reforma universitaria del Perú se inició en 1571 en la Universidad de San Marcos. Este fue un movimiento reformista dirigido por los laicos y duro 10 años. En aquel entonces se buscaba dotar a la universidad de rentas propias y un plan de asignaturas para las cinco facultades que tenía San Marcos. De esta manera se inició el largo camino reformista y contestatario que ha caracterizado históricamente a la Universidad Peruana.
Esta etapa se caracterizó por el desprecio de la Historia, la Geografía, las Ciencias Naturales y la formación física; son los testimonios de una etapa universitaria del Perú correspondiente a un espíritu encomendero virreinal.
En 1678 se fundó en San Marcos la cátedra de Prima de Matemáticas, la cual no gustaba de la observación ni del análisis; todo seguía girando en torno a la teología y a la retórica.
La llegada de los Borbones al poder en España y la expulsión de los jesuitas, motivaron el desarrollo y algunos cambios en la educación. Las ideas reformistas se propagan rápidamente y el aristotelismo tuvo que ceder el paso a Descartes y Newton. El virrey Amat, como ya lo hemos dicho, dictó algunas reformas que se pusieron en práctica en San Marcos, y creció el interés por las ciencias naturales y sociales, a despecho de las viejas posiciones escolásticas.
La Universidad de San Marcos, dominada por viejos maestros escolásticos, no siguió el mismo camino. Sin embargo José Baquijano y Carrillo, Hipólito Unanue, Morales Duarez, Egaña, Gonzalez Laguna y otros intentaron atacar los métodos y las concepciones retrógradas, tratando de introducir las reformas que se implantaron en San Carlos por Toribio Rodríguez de Mendoza.
La muestra más clara de esta inquietud se dio en 1783, en momentos de la elección del Rector de San Marcos, cuando los reformistas propusieron como candidatos a Baquijano y los tradicionalistas a José Miguel Villalta. En dicha contienda triunfó el segundo de los nombrados y naturalmente, los intentos de reforma fracasaron.
El grupo reformista empezó a reunirse bajo la denominación de la Academia Filarmónica, fundada en 1787 por José Rossi y Rubi. De aquí nació la Sociedad Amantes del País, cuyo órgano de difusión, el Mercurio Peruano, se empezó a editar en enero de 1791. El Mercurio ayudó a formar la conciencia nacional criolla en favor de la causa independentista. Su presidente fue precisamente José Baquijano y Carrillo.
En el campo de la medicina merece destacarse en el nombre de Hipólito Unanue, quien propugna desde el primer momento, profundizar el estudio de las ciencias naturales, y fue autor de la reforma que luego triunfaría a nivel del Colegio de Medicina de San Fernando, cuyos antecedentes se remontan a fines del siglo XVIII al crearse al Anfiteatro Anatómico. Este
Colegio inició sus funciones en 1811, recibiendo la Real Cédula de su fundación el 9 de mayo de 1815. Unanue, en esta institución, planteaba la creación de la cátedra de Geografía del Perú, la supresión de Filosofa Peripatética y su reemplazo por Física Experimental y Química. Pero si debemos hacer notar que Unanue poseía un profundo espíritu religioso por cuanto creía que sin religión no había sociedad.
A principios del siglo XIX la Universidad recibió la influencia de la obra de Unanue; en consecuencia, sé institucionalizaban las cátedras de Prima Matemática, en 1803; en 1808, laClínica Externa; en 1809, la Práctica Médica; y en 1815, la Psicología, que hasta entonces había venido funcionando como una rama de la Filosofía.

La tesis en favor de la emancipación política no eran bien vistas en ciertos círculos intelectuales de San Marcos, que más bien adoptaron una actitud de carácter fidelista y de sumisión hacia la corona.

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